Opinión - Columnistas
Curiosa mezcla de brujería y política. Un caso histórico Por: Clemente Toscano Jaimes
Había un grupo de políticos noveles conocido con el apodo de “los titos”. Lo integraban Rodolfo González García, Norberto Morales Ballesteros y Eduardo Mestre Sarmiento. Operaba en vanguardia liberal con la venia y anuencia de su propietario Alejandro Galvis Ramírez.
Estos jóvenes personajes visitaban semanalmente a la bruja en días diferentes: el lunes para Norberto, el martes para Mestre, el miércoles para Rodolfo y el jueves para Alejandro.
Norberto Morales, con quien trabajé en el Directorio Liberal de Santander, me contó cómo era el rito, la señora recibía al cliente y lo hacía pasar a una pequeña sala, de allí a un cuarto oscuro, alfombrado, con colores rojo y negro, al mejor estilo de Drácula; allí los desnudaba, hacía que se sentaran en un enorme platón que estaba lleno de agua, luego hacía que se colocara de pie. En esta posición, la quiromántica tomaba un manojo de hierbas que metía al agua e iba roseando al cliente, cuando llegaba a las partes nobles se detenía curiosamente y le ordenaba al paciente que volviera a la sala, ya allí, le fumaba el tabaco o le echaba las cartas y le ordenaba que depositara el valor del trabajo, ahí terminaba el rito.
No sé si la bruja del barrio Gaitán le reveló a este grupo de caballeros el futuro de cada cuál, no lo sé. Lo que sí me consta es que Rodolfo González murió a temprana edad siendo víctima de un cáncer de próstata; Norberto Morales, fracasó en su intento de tener un periódico para hacerle competencia a Vanguardia Liberal; Eduardo Mestre se involucró con peligrosa gente del Valle del Cauca, y terminó comerciando con tapetes persas según le contó a un juez; en cambio Galvis Ramírez con intensos estudios en universidades norteamericanas una conducta moral intachable y su deseo de ser grande se proyectó hasta el punto de que hoy es uno de los más influyentes personajes de Santander y del país.
La señora Miriam murió hace varios años, pero en su trabajo esotérico no dejó herederos. Hoy no existe ni la casa del barrio Gaitán. Nunca me sentí movido por consultarla, pero puedo agregar que se hizo nonagenaria y que a esa edad Rodolfo González la nombró presidenta de las juventudes liberales de este departamento. La historia de la creación de ese grupo liberal es bastante curiosa y larga de contar, pero también la publicaré. (Reservados los derechos de autor).
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