Opinión - Columnistas
Literatura y Salud Por: Claudia Sterling

“La enfermedad y sus metáforas” de Susan Sontag es un libro que aborda el uso de estas figuras en la descripción de enfermedades y su impacto en la sociedad. Sontag argumenta que el lenguaje metafórico utilizado en torno a las enfermedades no solo es inexacto, sino que también puede ser peligroso ya que puede contribuir a la estigmatización y la marginalización de las personas enfermas.
Cuando escribió el primer libro, Sontag se centró en la tuberculosis y el cáncer. Por un lado, el halo artístico que la sociedad había dado a la tuberculosis (recuérdese la “buena reputación” de la tuberculosis que provenía de artistas que la padecieron como Chéjov, Chopin, Modigliani, Poe, Balzac, Novalis, Schiller, o Whitman), y por el otro, por contraste con el cáncer, una enfermedad con un velo de sino trágico silencioso y con cierto aire de castigo divino; y esto mismo se vivió con el rechazo social de la mayoría de las sociedades frente al SIDA en los ochenta.
El libro se divide en dos partes: la primera parte se centra en la tuberculosis, mientras que la segunda parte se centra en el cáncer. Sontag argumenta que la tuberculosis fue una enfermedad muy romantizada en el siglo XIX y principios del XX, y que se la asociaba con la creatividad y la belleza. Sin embargo, esta romantización de la tuberculosis ocultaba la verdadera naturaleza de la enfermedad y retrasaba los esfuerzos por controlarla. De hecho, el padre de Sontag se dedicaba al negocio de comercio de pieles en China, donde falleció a causa de la tuberculosis cuando Susan tan solo tenía cinco años.
En la segunda, Sontag argumenta que el cáncer se ha convertido en la enfermedad más metafórica de nuestra época, pues se tornó rápidamente en una enfermedad tabú y se evitaba incluso utilizar la palabra, de allí que se recurriera a la figura metafórica. Las metáforas utilizadas en torno al cáncer, como “batalla” o “guerra”, “las células cancerígenas invaden”, “colonizan”, “las defensas del organismo”, la quimioterapia como guerra química, el/la paciente como “guerrero/a”, el que logra curarse como “vencedor” o “héroe”, y todo un léxico bélico, pueden ser profundamente perjudiciales para las personas que padecen la enfermedad, ya que sugieren que la lucha contra el cáncer es una cuestión de voluntad y determinación, y no de tratamientos médicos efectivos.
En términos literarios y ensayísticos, “La enfermedad y sus metáforas” es un libro bien escrito y argumentado. Sontag es una escritora hábil y convincente, y sus argumentos son sólidos y bien respaldados. Además, el libro es una obra importante en la historia de la crítica literaria y cultural, y ha tenido un impacto duradero en la forma en que pensamos sobre las enfermedades y su representación.
Sontag fue diagnosticada con cáncer de mama mientras escribía el libro; esta experiencia personal se refleja en sus argumentos y preocupaciones. Sontag reflexiona sobre la naturaleza de la enfermedad y la forma en que afecta a nuestra identidad y nuestra relación con el mundo. También cuestiona el papel de la medicina en la sociedad y la forma en que esta ha sido utilizada históricamente como una herramienta de control social. Y la reflexión que más me gusta es aquella sobre las metáforas con que nos referimos a las enfermedades, puesto que estas son siempre traumáticas para la vida de las personas en la medida en que constituyen construcciones lingüísticas, sicológicamente nominadoras, que pueden llegar a ser un recurso para escapar de aquellos miedos nuestros que no somos capaces de encarar.
Un libro que, con seguridad, no dejará inmune a quien lo lea. Y que contribuirá benéficamente en nuestra conducta en relación con los pacientes que tienen que “padecer” a quienes los acompañamos, que aún no terminamos de entender las múltiples aristas de la enfermedad. En conclusión, “La enfermedad y sus metáforas” de Susan Sontag es un libro importante y bien escrito que ofrece una reflexión profunda sobre la forma en que las metáforas utilizadas en torno a las enfermedades pueden afectar negativamente a la sociedad y a las personas enfermas.
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