Opinión - Columnistas
Remodelan la Ciudad a sus intereses (II) Por: Luis Eduardo Jaimes Bautista

Los planteamientos dejados en la columna pasada, fue un
amplio espacio para la discusión sobre qué se invierte y cómo se trabaja en la ciudad, en sus
diferentes políticas públicas. En épocas pasadas, los intereses iban encaminados al ladrillo y el
cemento, y creo que nuevamente se volvió a esa vieja costumbre, como método para invertir los
dineros de los impuestos que paga el pueblo.
El gran problema persistente, con relación a los parques, es que esa inversión termina acabando ladrillos sobre arena, piedra, cemento u otros elementos que a la vuelta de dos años están totalmente deteriorados. Cada década que pasa en la ciudad bonita, los parques son intervenidos una, dos y hasta tres veces por los gobiernos en los planes de desarrollo. Igualmente en vías y andenes y, la ciudad, sigue igual de deteriorada o peor. Se planifica para los bolsillos de los contratistas o funcionarios que al ser investigados no pasa nada, por los dineros se pierden.
Con relación a la intervención de la parte antigua de la ciudad, que nos trae el recuerdo histórico desde su fundación, vive a mercede del tiempo que destruye y los dichos proyectos que vienen desde hace 20 años, van quedando para que los costos y sobre costos queden a medias o sin que se le preste atención caso lo que se hizo en la calle 35 que era totalmente peatonal y quedó con el espacio público para el comercio informal. Proyectos que fueron dejados en el sueño de los justos, porque no existe una justificación, sino, la única que es el desempleo. Así será lo que se empezó hace 12 años con el proyecto de la recuperación “plan centro”. Cosa que hasta hora está sucediendo, con un patrimonio histórico destruido. Verbi gracia el Coliseo Peralta.
Hablo sobre patrimonio histórico de la ciudad, porque los gobernantes y la gobernanza, no han tenido ese sentido del rescate dentro de la política pública. Solo cuando tienen que justificar los dineros que tienen que gastar y los que quedan los destruye la política y el tiempo.
Se han escuchado miles de intervenciones en el concejo de la localidad sobre esta línea estratégica como la llaman ellos sobre la infraestructura y solo quedan las palabras por segundo en un eco. Hasta que se pierden y nadie recuerda.
Se debería tener un Concejo serio responsable, que no se dejara manejar por las administraciones para que la ciudad funcione en bien de la comunidad, que es a ellos a que les deben los escaños, no para esos favores politiqueros que tanto mal le han hecho a la ciudad.
Ser crítico, no es decir discursos, presentar demandas ante los órganos de control y las IAS, donde allí la justicia es burlada, sino que la misma ciudadanía sea la vocera, si no se le escucha que proteste, exigiendo ese derecho, de hacer renunciar a los mandatarios, porque ellos son el constituyente primario. Es la única manera y razón para que una ciudad progrese y no sea manejada como “una ciudad de hierro”.
En un país de leyes y una constitución garantista, ha permitido que ella sea manoseada e interpretada sin razón a las necesidades de quienes vivimos por tener buenos servicios y calidad de vida. Una ciudad que maneja bien su poder, sin salirse a esos intereses particulares y corruptos: una muestra de desarrollo y no retrocesos como está sumida Bucaramanga.
La remodelación de una ciudad, es la que permita nuevas vías, menos trancones y excelentes servicios públicos en todos los estratos y no como se les prometió en el mejoramiento de las viviendas de los estratos uno y dos y siguen viviendo indignamente como si fueran cambuches.
La ciudad y el pueblo deben tener una respuesta, no mentiras y egos por gobernar algo que no les pertenece y continúan manejando presupuestos, llevando a la ciudad de categoría espacial a primera como sucederá el año entrante, con un hueco fiscal, peor que los alcaldes, Lucho Bohórquez, Rodolfo Hernández y al terminar el ingeniero Juan Carlos Cárdenas.
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