Metro - Bucaramanga
¿Qué es Metrolínea?

Según los resultados
arrojados por “Bucaramanga Metropolitana Cómo Vamos” en los diversos encuentros realizados en las
comunas de la Ciudad Bonita, la movilidad es uno de los grandes problemas que aquejan a los
bumangueses, siendo el Sistema Integrado de Transporte Masivo – SITM - el centro de críticas por la
precariedad en la prestación del servicio público de transporte que ha generado aumento en el parque
automotor privado, por ende incremento en los niveles de contaminación, y auge del transporte ilegal
como respuesta a una demanda en movilidad que el Estado no ha podido satisfacer. El alto grado de
malestar de los ciudadanos se ve reflejada en la disminución de pasajeros que impacta las finanzas
del ente gestor, cuyas deudas ascienden a más de trescientos mil millones de pesos, como
consecuencia de demoras en las frecuencias y una flota de transporte en pésimas condiciones que
llevarán a la entidad a una inminente liquidación.
Teniendo en cuenta la
magnitud del proyecto y la incertidumbre que al día de hoy genera en la comunidad, los diferentes
medios de comunicación han buscado respuestas ante una situación que pondría en jaque las arcas de
los municipios del área metropolitana, sin embargo, a pesar de oír y leer intervenciones muy
acertadas por parte de transportadores, profesionales en la materia e interesados, es desconcertante
el silencio y la falta de preparación técnica de ciertos funcionarios públicos que desconocen sobre
el sistema, su componente jurídico y financiero, sus alcances e historia, razón por la cual, antes
de pensar en las causas del problema y las posibles soluciones, es necesario conocer lo que
significa el modelo de movilidad, teniendo como base experiencias positivas y negativas en la
implementación en otros países, así como la teoría que se ha construido alrededor de los “Bus Rapid
Transit – BRT”.
Si bien el uso de carriles exclusivos para buses data de
1937 en Chicago, EEUU, el concepto de sistema de transporte BRT se inició en la ciudad de Curitiba
en los años 70 de la mano del urbanista Jaime Lerner, quien basado en un modelo de Planificación
Urbana teniendo como eje estructural la movilidad pública, buscando un modelo menos costoso que el
metro construyó un sistema de buses biarticulados con derecho de paso exclusivo, aislados de la
acera que impide la congestión vehicular, cobro de tarifas en estaciones de pago, una estructura de
corredores troncales y alimentadores, así como, tratamientos de intersección con el fin de evitar
traumatismos en la continuidad del servicio al momento de interactuar en ciertos tramos con
vehículos privados, teniendo en cuenta que se trata de una modelo de
superficie.
En ese orden de ideas, el BRT o Sistema Integrado de Transporte
Masivo para Colombia, más allá de la infraestructura, se diferencia de una simple red de buses en
función de la capacidad cumpliendo tres objetivos esenciales: mejorar la velocidad en los
desplazamientos, confiabilidad y confort; incorporando medidas tecnológicas y de infraestructura
tendientes a maximizar la eficiencia de la operación y reducir la resistencia del pasajero a su
utilización, con facilidades de pago en estaciones, aire acondicionado, límite en capacidad de uso,
seguridad física, utilización de los Sistemas de Transporte Inteligente y el desarrollo
comunicacional del sistema; que de cumplirse con los ítems antes señalados, puede marcar una enorme
diferencia a favor del ciudadano, asimilándose más a un “metro en
superficie”.
En Colombia el modelo llegó con la primera administración de
Peñaloza, quien apostó por la implementación del BRT a pesar de ser un sistema de baja capacidad
para una ciudad como Bogotá. Con posterioridad, se replicó en ciudades como Bucaramanga de la mano
de los Documentos Conpes 3298 de 2004 y 3552 de 2008, en los cuales se establecen los lineamientos
financieros del sistema, planeación bajo la tutoría de la Universidad Industrial de Santander y
participación tanto del Gobierno Nacional como los municipios del Área Metropolitana de Bucaramanga
para su puesta marcha. De igual forma, la Ley 310 de 1996 creó las condiciones que permitieron la
constitución de Metrolínea S.A., con un 100% de capital público a pesar de su condición de Sociedad
Anónima, como ente gestor con la responsabilidad de “planeación, organización, guía, y dirección del
SITM, en el área metropolitana de Bucaramanga” , y la facultad de concesionar la operación y el
recaudo del sistema.
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